top of page

Resultados de la búsqueda

Se encontraron 5 resultados sin ingresar un término de búsqueda

  • Crónicas del hombre moderno:

    Memorias de la secundaria del camino a la presa. -Terapeuta ¿Hay algo que me ayude a entenderte mejor? -H.M. Es otro recuerdo. Estuve pensando en aquel que allá por los dos mil, estudiaba en la secundaria del camino a la presa, bailaba break dance, era popular, iba de novia en novia, todos lo conocían por un apodo u otro. Ese chico alto, fuerte y con una sonrisa carismática que dejaba huella, que soñaba con profesionalizarse y vivir del break dance. Su mayor ocupación, se centraba en ser él mismo. Su cuello y sus muñecas hacían de escaparate para gran variedad de ideologías y de géneros musicales, (que iban desde pulseritas de reggae hasta collares con el símbolo de anarquía) caminaba espigado, sus cabellos lacios abrillantados por el gel y peinados hacia los costados constituían una innovación del clásico “corte de librito”. Se sabía que en su casa reinaban él y sus hermanos, los padres fueron cada vez más permisivos hasta que, primero la madre y luego el padre, abandonaron el barco. Dejándolo a la deriva, que entre él destino y los adolescentes se las arreglarán para timonearlo. Durante buen tiempo no supe mucho y por alguien me enteré de que las fiestas se tornaron en tragedia, amigos y hermanos quedaron tocados. Las mentes soñadoras aprisionadas en el día a día de vagabundos. Supimos que aquel muchacho era el único que aún resistía y buscaba subsistir reparando aparatos. Hubo quienes acercamos trabajo, comida y la mayor afinidad que pudimos, pero no fue suficiente, el dolor era insoportable. “Hijo ya no te puedo brindar un taco”, fueron las palabras, el egoísmo fue el motivo, e irremediablemente, la locura se asentó como nueva realidad. Pasaron varios años y hace poco, en uno de esos días caóticos en que la ruta trazada era una línea y terminó siendo un garabato por el que tienes que atravesar, las escandalosas risas de alguien, me hicieron alzar la mirada, de pronto, tenía frente a mí a aquel muchacho, ahora convertido en un hombre, quien estaba sentado en la banqueta de una tiendita. De una botella sujetada del elástico del cuello de su camisa inhalaba solvente y con ambas manos sujetaba un periódico abierto de par en par, que leía y mientras lo hacía, reía y repetía la misma frase una y otra vez: “El Noroña es bien cabrón”, “El Noroña es bien cabrón”. Ni notó mi presencia, caminé lentamente a su costado y alcancé a leer el encabezado del periódico: “El diputado Fernández Noroña propone reducir el sueldo de los funcionarios de altos niveles del gobierno y destinarlo a los más necesitados”. Ese mismo político que luego utilizaría su poder para exhibir y perseguir a quien le robó una pequeña porción de carne. El consultorio quedó en silencio, hasta que... -Terapeuta Iniciaste mencionando que últimamente te desconoces y este recuerdo se compone de pasajes importantes de compasión, de ayuda, pero en sí mismo, es antagónico . Nos remonta a momentos de tu vida en que apoyaste y acompañaste, ¿qué es lo que desconoces de ti?   -H.M Precisamente eso, me desprendí de esa manera de vivir. Y el encuentro con mi amigo de la adolescencia me lo confirma, nunca tuvo sentido ayudar y fui inteligente al centrarme en ser exitoso y lo logré. Aun así, no estoy tranquilo, irrumpen en mí estos recuerdos y no me dejan dormir, los que eran placeres, ya no me saben a nada. Y es contradictorio que yo esté aquí, por qué en este mundo, uno no se pregunta si está bien, si es bueno, o no, por qué no sirve de nada, lo importante es hacer patrimonio, hacer dinero, ser reconocido. -Terapeuta Por supuesto, apenas entraste al consultorio y me dijiste que sólo venías para confirmarte a ti mismo, que no necesitas esto. Curiosamente, ha pasado un mes y sigues aquí. Ahora evocas aspectos de ti, de los que antes prescindiste. Pero el panorama ha cambiado y hoy día parecen ser lo más útil que tenemos ante el profundo malestar que estás experimentando. -H.M Con todo respeto, pero ahora no me vaya a decir que necesito encontrar a mi niño interior o que vaya a sesiones de ayahuasca. En todos estos años no he necesitado de estas cosas. -Terapeuta Te noto molesto. -H.M Si claro, me enoja y me confunde, no encontrarle sentido a esto. Y eso me enfada aún más. -Terapeuta Me queda claro, ¿pero hace cuanto no te expresabas con esa vigorosidad acerca de tus emociones? - H.M Desde hace mucho tiempo... ____________________________________________________________________ Está breve narrativa ficticia situada en una sesión de análisis personal, constituye un ejemplo de una de las cinco etapas del desarrollo de la conciencia postuladas por Carl Jung en su libro: El hombre moderno en busca de su alma (1933). Específicamente, hablamos de la cuarta etapa de la conciencia, que Murray Stein (1998), describe de esta forma: La cuarta etapa representa la extinción radical de las proyecciones, inclusive en forma de abstracciones teológicas e ideológicas. Esta extinción conduce a la creación de un “centro vacío” que Jung identifica con la modernidad. Es el “hombre moderno en busca de su alma”. El sentido de alma —de gran significado y propósito en la vida, de inmortalidad, de un origen divino, un “Dios interior”— es sustituido por valores utilitarios y pragmáticos. ¿Funciona? Esa es la pregunta fundamental. Los humanos llegan a verse a sí mismos como piezas de una gigantesca maquinaria socioeconómica y sus expectativas y deseos de encontrar sentido y significado se reducen a migajas. Uno se conforma con momentos de placer y con la satisfacción de deseos manejables. ¡O uno se deprime! Los dioses ya no habitan los cielos y los demonios se han convertido en síntomas psicológicos y desequilibrios de la química cerebral. ( Pag. 238).   El yo se convierte en el único arbitro de lo correcto y lo incorrecto, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo. No existe autoridad fuera del yo que pueda superarle. El sentido ha de ser creado por el yo; no es posible encontrarlo en otra parte. Dios ya no se encuentra “allá arriba”. “¡Soy yo!”. Si bien el individuo moderno parece ser razonable y tener los pies sobre la tierra, en realidad esta loco. Pero esta oculto, es una suerte de secreto bien guardado, inclusive ante uno mismo. (Pag. 239).   Jung consideraba que esta cuarta etapa era extremadamente peligrosa por la muy obvia razón de que un yo inflado es incapaz de adaptarse muy bien al ambiente y también esta sujeto a cometer catastróficos errores de juicio. Si bien se trata de un avance de la conciencia en un sentido individual, e incluso cultural, es peligroso debido a una potencial megalomanía. ¡Cualquier cosa es posible! Si yo quiero hacerlo y considero que puedo salirme con la mía, pues debe estar bien . (Pag. 239).   Es de gran relevancia que en esta cuarta etapa de la conciencia se integren las características reflexivas y autocriticas del yo, pero sin caer en la inflación, lo cual constituye el principal desafio durante esta fase de la conciencia y quien se dipsonga a conseguirlo, primero, tendrá que trabajar arduamente en el ámbito personal. Lo cual es interesante, ya que el hombre moderno, se auto percibe como alguien pleno y en la cúspide de sus facultades, esta sensación puede ser engañosa, pues como vemos, aún le queda el camino más importante por recorrer, pues tendrá que ir más allá de su conformación egoica, que tantos años y esfuerzo le han costado.   La historia de H.M., que relata sus memorias de la secundaria y su encuentro con un amigo de la adolescencia, es un espejo en el que muchos podemos vernos reflejados. Su relato no solo habla de un pasado lleno de sueños y desengaños, sino también de un presente marcado por la confusión, el vacío y la búsqueda de sentido. A través de su experiencia, podemos entender por qué la psicoterapia no es solo una herramienta útil, sino necesaria en un mundo cada vez más complejo y deshumanizado. Algunos beneficios de la psicoterapia enlazados con la historia de H.M: La psicoterapia como espacio para confrontar el pasado. La psicoterapia como herramienta para enfrentar el vacío existencial. La psicoterapia como puente para la autenticidad. La psicoterapia como antídoto contra la locura moderna. La psicoterapia como acto de valentía. La historia de H.M. nos muestra que, en un mundo donde el éxito material y la apariencia de normalidad son prioritarios, la psicoterapia es un refugio para el alma. Es un espacio donde podemos: - Entender nuestro pasado. - Enfrentar nuestro presente. - Construir un futuro más auténtico y significativo. Si te identificas con la confusión, el vacío o la insatisfacción de H.M., tal vez sea el momento de considerar la psicoterapia no como un lujo, sino como una necesidad . Porque, como bien dice Jung, el verdadero viaje no es hacia afuera, sino hacia adentro. Y en ese viaje, no estás solo. Bibliografía. Jung, C.G. (1933). Modern man in search of a soul. New York: A Harvest Book. Harcourt, Brace & World Inc. Stein, M. (1998). Jung's Map of the Soul: An Introduction. Chicago: Open Court Publishing Company.

  • “Entre puentes y muros: La experiencia de una analista en Londres”

    Circunstancias de la vida me hicieron emigrar a Inglaterra, en julio del 2013; se siente la falta, se extrañan las costumbres, la familia, todo es nuevo, desconocido, hay un volver a aprender / un reaprender. De alguna manera es más que un volver a empezar …es un pensarse o repensarse. En mi país ‘soy alguien’ … en mi país tengo nombre y apellido, tengo historia, vivencias, trayectoria, no preciso tarjeta de presentación. Las calles, los vecinos, los aromas, las costumbres; ¡estoy en casa! Al emigrar, uno siente que pierde los referentes; aquellos referentes que nos dieron contención/estabilidad. Releer Jung en otro idioma, sostener un encuadre, expresar lo tantas veces pensado, se siente nuevo y ajeno. Mudarme a Londres, supuso un desafío muy grande y a pesar del dolor, del desarraigo (y del sacrificio implícito), de lo que asusta, lo nuevo, y la incertidumbre, tenía las esperanzas de integrarme a una sociedad tan “colorida” como variopinta. El escritor y poeta alemán Christian Morgenstern (1891), nos dice; tu casa no es dónde vives, sino es un lugar donde te comprenden.   Durante todos estos años de profesión, mis colegas, mi familia simbólica: la SUPA me había dado un marco referente de trabajo, protección y “aceptación”. Y esto tan internalizado no lo había cuestionado hasta llegar a Inglaterra, donde mis colegas, exigían requisitos muy estrictos a la hora de aceptar a esta colega de tierras “lejanas”, de las que su nombre, su trayectoria académica y profesional, poco les decía. Tuve entonces que revalidar “mis credenciales” y abrirme paso en un medio, que si bien, no fue necesariamente hostil, interpuso un muro de estrictos requisitos de admisión y reconocimiento profesional a traspasar. El desarraigo supone dejar de lado algunos paradigmas y estar abiertos a lo nuevo y diferente. ¿Qué ropajes me pongo frente a los colegas ingleses? "Estar integrado y unido es nuestra añoranza más profunda. Todo lo que hacemos y realizamos, lo que deseamos y queremos, pretende alcanzar y conseguir sobre todo una cosa: ser aceptado y reconocido en una comunidad a la que pertenecemos. El orgullo es el sentimiento básico que experimentamos cuando hemos realizado algo que nos asegura el lugar en la comunidad de aquellos a los que queremos pertenecer”. B. Hellinger.   Y en la añoranza de pertenecer también está la necesidad de crecer.   Puede parecer muy desatinado, que alguien a los 50 años se plantee un cambio tan drástico de vida y probablemente -como buenos Junguianos- se lo atribuyamos a la crisis de la mediana edad o, tal vez, sin caer en la arrogancia, a un “llamado del alma” o a la necesidad de reinventarme, de romper “arquetipos” o mandatos preformateados en el imaginario social o personal.   A este respecto, Jung nos dice:   ¿Qué es, al final, lo que induce a un hombre a seguir su propio camino y emerger de la identificación inconsciente con las masas como si estuviera saliendo de una neblina envolvente?   No por necesidad, porque hay muchos que tienen necesidades y se refugian en la convención. No por cuestiones morales,  ya que nueve veces de cada diez decidimos también recurrir a lo convencional. ¿Qué es entonces que inexorablemente inclina la balanza a favor de lo extra-ordinario? Es lo que comúnmente se llama vocación; un llamado irracional que lo lleva al hombre a diferenciarse de la   manada y así evitar los caminos establecidos.   Cualquiera que tiene una vocación escucha la voz interior; como un llamado.   CW17 299f   En el libro del Génesis, capítulo 12, versículo 1, el Señor le dice a Abraham, “deja tu país, tu familia y la casa de tu padre, por la tierra que he de mostrarte”. Dejar atrás tu país, tu familia y tus arraigos, supone desvestirse de esa Persona que nos acompañó durante tanto tiempo y con quien nos sentíamos en nuestra piel o en una zona de confort familiar. Quedamos necesariamente, desnudos y vulnerables ... despojados de certezas, frente a un nuevo desafío que se nos “impone” desde la individuación. Perder los referentes externos; aprender a manejarse con otros códigos, sentirse foráneo, no tener el contacto tangible con los amigos, con la familia y colegas; nos quedamos, aparentemente, sin lugar ..., o cuanto menos con la necesidad de crearnos o forjarnos una nueva identidad. Pero estamos ligados a un lugar, sea consciente o inconscientemente. Precisamos saber dónde nos “localizamos” en relación a los sentimientos, a las ideas, en los vínculos, en los recuerdos que tenemos y que nos-tienen, un lugar tanto en el mundo externo como interno. Cuando estamos descolocados, precisamos poner las cosas “en su lugar”. Al decir de Gustavo Barcellos: “pertenecemos a un lugar, una ciudad natal, un barrio, una casa o un mar. El pertenecer, pertenece a la constelación arquetípica del abrigo (del amparo, del cobijo). Allí también está el vientre, la madre, la tierra natal y la tumba”. Intentamos tender puentes; puentes que atraviesan fronteras. Y por momentos nos damos de frente con muros que al decir de Barcellos; son las fronteras llevadas a su extremo patológico. Precisamos entrar en la idea de frontera para comprender la psique de nuestros pacientes. Las fronteras hablan los muros nos dejan mudos. “Hay fronteras por todas partes; fronteras de raza, de edad, de salud (entre enfermedad y cura), entre razón y locura y también fronteras psicológicas entre Ego y alma, entre Ego y el Otro, entre Ego e Inconsciente.  Evocan fantasías arquetípicas de territorialidad y dominio, soberanía e independencia, igualdad y diferencia, local o extranjero”. Drexler; Fronteras. TRABAJANDO CON OTRAS CULTURAS ¿ Qué tan abiertos estamos a integrar culturas extranjeras? Actitudes diferentes hacia el género, sexualidad, religión, valores, individualidades y colectivos. Nos hemos formado con patrones culturales establecidos para trabajar como analistas, terapeutas o supervisores, al decir de Murray Stein “los 10 mandamientos”. H. Abramovitch habla de un super-ego junguiano, una voz colectiva internalizada de cómo debiera ser un análisis junguiano. Como bien dijo William James: “ Un gran número de personas piensan que están pensando cuando no hacen más que reordenar sus prejuicios ”. Pero a la hora de trabajar con otras culturas, tenemos que relativizar nuestras creencias y convicciones o al menos volver a re-flexionar sobre ellas. DESDE LA TRADICION A LA INNOVACION (Crowther y Jan Wiener) Las imágenes arquetípicas nos unen, nos ligan, pero cada uno de estos patrones arquetípicos encuentran en cada cultura, una manera de expresarse. En tanto especie humana, todos compartimos una herencia psicológica común. En este sentido es que podemos ofrecer ayuda psicoterapéutica a personas de diferentes culturas, tendiendo puentes entre la diversidad cultural. El analista Español, Ricardo Carretero también hace referencia a los puentes y dice así: “La psicoterapia se estipula sobre el puente de sentido que se establece entre la psique del terapeuta y la psique del paciente. De la construcción de ese puente dialógico, pues, dependerá aquella interacción entre psiques que, tras comprender la naturaleza de la aflicción en la psique del paciente, permita luego que ésta se dirija hacia una vía de salud”.   En la primera fase, el paciente se halla en la orilla de la confesión (desesperanza, aflicción, dolor, el que padece; posición pasiva). Quiere comunicar la naturaleza de su dolor y hacerse entender. El terapeuta se encuentra en la orilla de la acogida de esa confesión, a la espera de que se establezca la condición adecuada para la construcción del puente de sentido. En esta fase el paciente se conecta con la esperanza (de su ser paciente, del que espera), vislumbrando futuro.   La cura proviene de la construcción de ese puente de sentido donde ambas psiques se ven transformadas.  Debemos ser humildes e ir más allá de nuestras presunciones culturales … y confiar en que el Self siempre está haciendo su trabajo.   EXPLORANDO COMPLEJOS CULTURALES E IDENTIDADES   La analista Británica Jules Cashford, nos habla de un inconsciente cultural o de un nivel cultural de la psique que existe entre el inconsciente personal y colectivo. Es así que  también podemos hablar de complejos culturales (al igual que de los individuales) y hacer referencia a la psicopatología de un grupo o nación. Thomas Singer se refiere a los complejos culturales como “un conjunto de ideas e imágenes, emocionalmente cargadas, que tienden a apiñarse en torno a un núcleo arquetípico y son compartidas por los individuos dentro de un colectivo definido”. Para Anne Shearer los complejos culturales se basan en experiencias históricas repetidas que se enraizaron en el inconsciente cultural de un grupo. Generalmente tienen que ver con experiencias traumáticas, discriminación, sentimientos de opresión y de inferioridad. Los C.C. son una expresión de la necesidad de pertenencia, brindan cohesión y un sentido de grupo y parentesco. Estamos atravesados por los complejos culturales del lugar donde vivimos y probablemente, en cuanto menos discriminados estén nuestros complejos personales, más estaremos influenciados por los culturales.   ¿LENGUA MATERNA U OTRA LENGUA?   La lengua materna refiere a la primera infancia, al desarrollo emocional y a los procesos de simbolización. El uso de otro idioma en psicoterapia puede estar utilizado como defensa, ya que fue aprendido en una fase posterior del desarrollo. Es el idioma que genera menos aflicción. Experiencias tempranas podrían estar solapadas con defensas.   Pero la verdadera escucha no “tiene idioma”. La escucha del corazón es más importante que la traducción del idioma. Hablar en otro idioma supone una doble interpretación, interpretar el idioma  (con sus diferencias culturales, sentido del humor, gestualidades) e interpretar el discurso per-se. “Hablar el mismo idioma” tiene otras implicancias, y no pasa por hablar la lengua materna. Pero está la fantasía subyacente; “si habla otro idioma, entonces, piensa, siente y percibe diferente”.   Cuando hablamos otra lengua, perdemos los matices, las sutilezas; se escapan los lapsus y el humor.   En cuanto a la tipología, ¿será que hay alguna rotación de las funciones cuando hablamos otra lengua?  La función inferior es inconsciente. Cuando hablamos otro idioma precisamos encontrar la palabra “desconocida” (inconsciente) y tal vez, para ello recurrimos a la función inferior.   La Analista e intérprete rusa Kama Melik, en su artículo “Tendiendo puentes entre dos realidades” sostiene que cuando introducimos otra lengua (que no es la materna) sucede entonces una triangulación (analista-analizando-lengua). Se constela el Hermes (en su fase Trickster), alterando sutilmente el significado de lo que interpreta, en la tonalidad, comentario e ironía.   El Idioma extranjero oficia de frontera, contenedor, un pilar que soporta el espacio neutral, un vientre que sostiene lo que aún no está pronto para emerger. Hace de puente entre consciente – consciente y marca una frontera a nivel inconsciente.   Pero el ansia de ser comprendido cruza la brecha que, en lugar de separar dos conciencias, las une.  El esfuerzo que hacemos para trasmitir sentido en otro idioma, permite que se construya un “puente de entendimiento”. Se pone en juego la función trascendente, sin mediar palabras.   Como dice mi amiga y colega Guislaine Morland, “escribir y pensar en otro idioma nos libera de esos otros roles que tenés en tu lengua materna. Y hablar más de un idioma le da a la persona la libertad de ir en contra de las reglas de una identidad colectiva”.   Pero sin lugar a dudas, estoy más presente hablando mi propia lengua.   DE REGRESO A CASA   Robert Frost (1914), transcribe un diálogo entre un granjero y su mujer:   “Todo depende a que te refieres cuando dices casa; Tu casa es un lugar donde, cuando llegas, te tienen que dejar entrar.   Y ella  responde: tu casa es algo   que de alguna manera te corresponde sin tener que merecerlo.”   Y esto es exactamente lo que sentí cuando volví a casa; me dejaron entrar …

  • El Espíritu de la Época

    Antes que nada, te doy la bienvenida y te invito a que reflexionemos acerca de cómo los seres humanos tenemos una necesidad innata, de explorar, de preguntarnos acerca de: ¿por qué nuestra vida transcurre de cierta manera?, buscamos respuestas que den sentido a nuestra existencia, o también, buscamos maneras de explicarnos el mundo. Carl Gustav Jung utilizó la expresión de Hegel: espíritu de la época (Zeitgeist),  para designar todo aquello que rodea a una persona, en tanto su sociedad y el momento en que vive, los márgenes dentro de los que piensa y siente, lo impuesto por lo inmediato que lo rodea y por el grupo del que surge. Gómez Gray, A. (2017) Cada época tiene su unilateralidad, su prevención y su padecer anímico. Una época es como un alma individual, presenta su peculiar y limitada disposición consciente y en si misma contiene lo necesario para la sanación o la destrucción de una época (Jung, 2007, p. 91). Esto refleja nuestra naturaleza y en cierta medida, el estado de nuestra conciencia que esta buscando ampliarse. A raíz de esto hemos acumulado una sabiduría milenaria a la cual, curiosamente, nos es más difícil acceder día con día. Prueba de ello, es la forma en que vivimos en el mundo de hoy. En que los avances tecnológicos como punta de lanza han transformado con sus pros y con sus contras nuestra realidad. La innovación tecnológica nos pone a unos cuantos clics de encontrar las respuestas a una infinidad de preguntas que nos hacemos diariamente. Sin embargo, es interesante ver, como las cifras de personas con depresión y ansiedad no disminuyen, o como las guerras y las crisis civiles persisten alrededor del planeta. El centralismo del hombre moderno en los bienes materiales o al volcarse en la promesa de una libertad espiritual que nunca llega, es revelador en cuanto a que estos intentos llegan a satisfacer necesidades mundanas momentáneamente, pero no han logrado atender las profundas necesidades del alma humana. Este espacio: El espíritu de la época, es un  blog que tiene como objetivo principal brindarte información oportuna, correspondiente a los eventos del mundo acelerado y cambiante en el que vivimos, a fin de que encuentres aportes que te sean útiles. Llegando a ti por medio de artículos científicos, artículos de opinión, ensayos y reflexiones. Podrás encontrar colaboraciones con psicoterapeutas y especialistas de otras áreas de conocimiento.

  • Textito 1.

    Primer acto: Hombre en sus 40s, analfabeto declarado. Choca el automóvil de alguien más. Evade, luego niega su responsabilidad y para rematar, mientras señala al cielo amenazante y con tono de victima dice: “Pero hay un dios que todo lo ve” 😢. Segundo acto:  Profesor de universidad, doctor de doctores declarado (postgrados de páginas de Facebook). Le advierten: “Estás cometiendo fraude”. Obvio, le vienen consecuencias negativas. Su respuesta: “Me envidian, me quieren ver destruido”. Tercer acto:  Cuando niño, su madre le dijo a Forrest Gump: “Tonto es aquel que hace tonterías”. Con el paso del tiempo le preguntaron: “¿Acaso eres tonto Gump?”, Y respondió: "Puede que yo no sea muy listo, pero sí sé lo que es el amor" . Para mí: “Ni el manto celestial, ni el ego universitario: ¡te cayo la voladora! Para ti, ¿Cómo se llamó la obra?

  • BREVES HISTORIAS DE ANIMA Y DE ANIMUS, 1.

    A pocos días… A pocos días de su cumpleaños, camina apresurada, sus pasos hacen eco en la estación, sus pies están cansados, los mortifica la misma fatiga que desde hace tiempo acompaña a su alma. Las últimas semanas han sido difíciles, por alguna razón, su cuerpo ya no responde igual a las exigencias de competitividad y de excelencia laboral que en ella habían gobernado. Sus labios se aferran a la productividad, como si de los pequeños sorbos que da al café caliente que compró minutos antes dependiera. Casi inmediatamente después de sentarse en el transporte, evoca un hecho que le produce molestia, se trata de una experiencia que tuvo hace casi un mes. La cual, ella considera crucial, para explicar este repentino malestar. Estaba emocionada, enérgica, con la mente ágil, lista para los intensos debates y para exponer brillantemente, “como de costumbre”, de acuerdo con sus propias palabras. Ya que había sido invitada por tercer año consecutivo a un congreso de especialidad. Y ella tenia contemplado que sería el mejor pre-cumpleaños, “como de costumbre”. Para su sorpresa, no fue así. Hubo un intruso. Su vecino de asiento de aquella mañana en el transporte. Un hombre tímido y serio, del que ella se compadeció, pues tuvo la impresión de intimidarlo, ya que la vigorosidad la favorecía en ese momento, ante ese desconocido de saco y corbata. De a poco lo fue tratando y con esfuerzo logro sacarle algunas palabras, que él pronunciaba con un tono de voz bajo y titubeante. Todo cambió, cuando la plática giró en torno a los intereses, extralaborales. Él le contó que amaba la naturaleza y hacer esculturas, ella no recuerda con exactitud los detalles, pero tiene grabado, como de un momento a otro, se vio envuelta por el aura profunda y llena de certeza que transmitía aquel hombre. No parecía el mismo sujeto, sus ojos se iluminaron, una mediana sonrisa se dibujaba en su rostro, tenía una voz aguda y las palabras emanaban con facilidad. Desde entonces, la vida fue distinta para ella y tal vez para ambos…

© 2023 Psicologia Junguiana por Rogelio Lara. Diseñado y protegido por Wix

bottom of page