BREVES HISTORIAS DE ANIMA Y DE ANIMUS, 1.
- Rogelio Lara
- 13 jun 2024
- 2 Min. de lectura
A pocos días…
A pocos días de su cumpleaños, camina apresurada, sus pasos hacen eco en la estación, sus pies están cansados, los mortifica la misma fatiga que desde hace tiempo acompaña a su alma. Las últimas semanas han sido difíciles, por alguna razón, su cuerpo ya no responde igual a las exigencias de competitividad y de excelencia laboral que en ella habían gobernado. Sus labios se aferran a la productividad, como si de los pequeños sorbos que da al café caliente que compró minutos antes dependiera.
Casi inmediatamente después de sentarse en el transporte, evoca un hecho que le produce molestia, se trata de una experiencia que tuvo hace casi un mes. La cual, ella considera crucial, para explicar este repentino malestar. Estaba emocionada, enérgica, con la mente ágil, lista para los intensos debates y para exponer brillantemente, “como de costumbre”, de acuerdo con sus propias palabras. Ya que había sido invitada por tercer año consecutivo a un congreso de especialidad. Y ella tenia contemplado que sería el mejor pre-cumpleaños, “como de costumbre”.
Para su sorpresa, no fue así. Hubo un intruso. Su vecino de asiento de aquella mañana en el transporte. Un hombre tímido y serio, del que ella se compadeció, pues tuvo la impresión de intimidarlo, ya que la vigorosidad la favorecía en ese momento, ante ese desconocido de saco y corbata.
De a poco lo fue tratando y con esfuerzo logro sacarle algunas palabras, que él pronunciaba con un tono de voz bajo y titubeante. Todo cambió, cuando la plática giró en torno a los intereses, extralaborales. Él le contó que amaba la naturaleza y hacer esculturas, ella no recuerda con exactitud los detalles, pero tiene grabado, como de un momento a otro, se vio envuelta por el aura profunda y llena de certeza que transmitía aquel hombre. No parecía el mismo sujeto, sus ojos se iluminaron, una mediana sonrisa se dibujaba en su rostro, tenía una voz aguda y las palabras emanaban con facilidad.
Desde entonces, la vida fue distinta para ella y tal vez para ambos…
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